Sabia que debía decirle, por algunos instantes tomaba la determinación de hacerlo, pero solo eran eso, pequeños instantes.
Siempre me pareció extraño que no mirara a los ojos, aunque debo admitir que nunca tuve el valor de conducir una conversación hasta llegar a el porque.
Últimamente esa situación rondaba como nunca antes por mi cabeza, una y otra vez se repetían por inercia.
Caminábamos por la playa, (como siempre observando su vista gacha ya que porque mas que quisiera mi atención se centraba en aquella extraña y divertida manía), el me hablaba de la vida, anécdotas y viejos recuerdos
Yo respondía lo mas cuerda posible, intentando disimular mi distracción absoluta. El seguía vomitando palabras sin siquiera correr su cara Su cuello rígido, fijo en el suelo me exasperaba, me preguntaba como se podía pasar horas hablando con alguien sin mirar a los ojos, me preguntaba si solo seria así conmigo, me preguntaba tantas cosas que me consumía la curiosidad.
8 mar 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario